El panorama de nuestra Patria con el actual Presidente que se ha instalado en La Moncloa no atisba, precisamente, nada bueno para España. Las cesiones al nacio-secesionismo catalán y vasco, el olvido de nuestra seguridad de nuestras fronteras abiertas; la advertencia concretada de nuevos impuestos supuestamente a la banca, y otros, que terminarán repercutiendo en el bolsillo de los ciudadanos; el afán por remover el pasado, exponiendo a nuestra nación a una división que nadie pidió; la búsqueda desesperada de la foto con quien pueda parecer que legitima su condición; la intromisión en la vida privada de las personas hasta estipular la legitimidad y legalidad en el inicio de nuestras relaciones sexuales, la perdida de nuestra libertad de elección en la educación de nuestros hijos, el portazo pretendido a la educación concertada, o el incumplimiento de lo prometido a JUSAPOL, que demuestra cuanto de postureo hubo y hay siempre en el PSOE respecto a este asunto. Todo eso no se maquilla con la rebaja del IVA en algún que otro producto, que poco redunda en beneficio de la generalidad de los españoles, sino que más bien sólo contenta a cuatro amigos.
Lo llamativo, curioso o denigrante (lean lo que entiendan oportuno), es que quien se asienta en el sillón del presidente del Congreso, cree que lo que hace puede hacerlo porque cuenta con una mayoría para ello: ¡MENTIRA! No le apoya una mayoría, depende de un crisol de minorías, absolutamente incoherentes en lo ideológico, que tan sólo coinciden en su afán por resquebrajar y hundir a España. Permanecer en semejante posición, asumiendo postulados incomprensibles desde su origen, aun habiendo dicho y reiterado su negativa a llegar al poder a cualquier precio (recuerden el video de Avalos que hoy asquea a cualquiera con un poco de sensibilidad) con el podemismo, independentismo (que le escupe en la cara cada vez que les place), y demás usureros político, sólo nos lleva a la consideración que el ocupante de La Moncloa supera la condición de peor presidente, de los no elegidos por los españoles para tal fin, para poder ser calificado como el peor enemigo de nuestra Patria a la vista de sus pretensiones de futuro. Háganse a la idea que el Sr. Sánchez no ha tardado en reunirse en secreto con George Soros. Ha de estimarse pues la posibilidad, ante la sordera y ceguera de quienes le rodean de cerca, de apelar al sentido patrio del socialismo decente, del que siempre tuvo claro que toda la pluralidad de condiciones que nuestra Constitución ampara no ha de suponer el sacrificio de la unidad territorial de España; del que por encima de colores pelea por España para, a su manera, hacer España sin desmontarla; del socialismo que se siente orgulloso de cada una de las siglas de su acrónimo, que ahora sirve de excusa a los de arriba, para dejar en evidencia a quienes de verdad mantuvieron un partido que, de su condición española, supieron hacer un orgullo. Apelemos, pues, a ellos para que exijan unos comicios generales, y no intereses bastardos antiespañoles, sean los que legitimen la política que nos gobierne. Quizá el problema sea cuántos queden de estos, aquellos que una vez proclamaron 100 años de honradez. ¿O será que ya no son tantos, o que ya pasó ese tiempo…?
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Autor Antonio Palomar García (13/02/1969). Archivos
Agosto 2023
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