![]() ¿Estabas segura Soraya cuando dijiste aquello de que en Cataluña se convocaban “nada menos que unas autonómicas y, sobre todo, nada más”? ¿No sería tan sólo una frase bien traída para el momento que te ha dejado en evidencia ante los hechos actuales? Yo, y muchos como yo, nos quedamos con lo segundo. Porque visto el desarrollo de la campaña electoral en las ¿autonómicas? catalanas, te esta pasando por encima una ciclogénesis explosiva política, cargada de chulería independentista, ante la que no os ha quedado a ti y a quien se deja aconsejar por ti, más que encaramaros al palo de nuestra legislación con la amenaza del "verás cuando llegue la calma", que mantiene a nuestra Patria a la perpleja espera de una respuesta de su gobierno que no llega, ante lo que en verdad se han convertido las supuestas, nada menos que, autonómicas del 27-S, en las que el debate ronda, casi en exclusiva, en torno a si habrá o no independencia, en qué medida y cuándo. No se habla de quién ganará, porque ya se sabe. Si no por cuántos votos o porcentaje, y cuándo se atreverán; con qué mayoría se sentirán legitimados para hacer cumplir su pretensión rupturista, dejar a España desmembrada y a los catalanes al borde de un precipicio del que mucha culpa tendrá vuestra indolencia de haberles dejado llegar. Porque nuestro Gobierno debe haber olvidado que nuestras leyes no son leyes floreros. Nuestro ordenamiento jurídico, cada ley que se aprueba comenzando por la que les da verdadera legitimidad a todas, nuestra Constitución, no están sólo para mostrarlas, lo son para cumplirlas, para "percutirlas" contra todo aquel que las inflija. Si quieres floreros, vete a un chino y lo pagas con tu nómina. La misma que te pagamos entre todos para que, como juraste, cumplas y hagas cumplir nuestra Carta Magna y el ordenamiento jurídico que la desarrolla. Pero, sobre todo, justifica tu nómina con el cumplimiento de lo jurado. Y, sobre todo también, porque entre todos los que habéis decidido participar en esa competición, perdida de antemano, disteis legitimidad a un debate en el que VOX jamás entraría por una cuestión que, a quienes lo habéis permitido, os debería avergonzar: la UNIDAD DE ESPAÑA NO SE DISCUTE, NO SE DEBATE, y contra quienes así procedan toda la ley contra ellos, sin ambages, sin esperas a que no sé mandamiento del Congreso o de no sé qué tribunal. Fuisteis elegidos para adoptar medidas, no para esconder tras tribunales vuestra capacidad de resolución ante situaciones de semejante gravedad a la que habéis dirigido a toda España, nuestra Nación. Con el mismo orgullo que preocupación, Señora Vicepresidenta le digo, que se tendrá que acordar de VOX. Porque fue VOX quien le recordó el artículo 155, quien presentó las querellas correspondientes, quien ha removido lo necesario para que los españoles sepan que se estaba permitiendo una ilegalidad enmascarada tras la legitimidad de unos comicios cuyo costo, por triplicado en cinco años, hubiera permitido a la región catalana de algunas de los cosas de las que ahora carece. Y a ustedes no les hubiese puesto en la picota de no haber demostrado que, a la hora de la verdad, son nada menos que un gobierno, pero nada más que un gobierno incapaz de afrontar asuntos como el presente. En fin, les queda la posibilidad quizá no muy lejana, que en un eventual futuro gobierno se deje aconsejar por los próximos diputados de VOX a Cortes que, desde luego, harán primar la voz de toda España antes que las de unos pocos y mal-avenidos pero, aún a su pesar, españoles. Apúnteselo.
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![]() Una pretensión ajena me persigue desde hace tiempo. Y esa pretensión es la condena del franquismo por parte de algún coetáneo empeñado en levantar no sé qué polvareda de odio que a nada viene. Porque, me pregunto, ¿qué tenemos que ver la gente de hoy, que no queramos tener nada que ver, con una guerra de hace casi 80 años? ¿Qué se persigue con ello? En mi opinión, crear el trasfondo de influencia para seguir vendiendo que esta derecha de hoy, VOX, son los herederos de aquella derecha, que constituyó el núcleo central en torno al cual giró todo el régimen franquista desde su génesis hasta su ocaso final. Y... va a ser que no. Pero, además, sirve de parapeto cuando los proyectos que la izquierda que activa la consigna, no son capaces de hacer calar en su electorado las ideas en derredor de las cuales quieren que su mueva su eventual gobierno, si se diese el caso. Querer que condene o que reniegue del franquismo quien nada tuvo ni tiene que ver con el régimen del Dictador, es como pedir que reniegue del madridismo, permítanme el símil futbolístico, quien nunca fue madridista. Difícilmente comprensible resulta renegar de lo que no se es. Otra cosa sea condenar regímenes criminales y corruptos como el Norcoreano o el cubano. A esos hay que condenarlos sin ambages. Pero condenar lo que no existe desde hace 40 años, y que ya enterraron bajo la lápida de nuestra Constitución nuestros mayores, me resulta cuando menos interesado y pretendidamente, de nuevo, desinformado, aún más si esa condena no se hace extensiva también hacia regímenes como los referidos líneas arriba, que a día de hoy mantienen a sus pueblos subyugados al capricho y al miedo que les inflingen sus líderes. Curioso resulta, además, que eso te lo solicite, con cierto o evidente tono de exigencia, quien no te suele conocer de nada. Quien de ti no sabe si parte de tu familia procede de uno de aquellos bandos y la otra parte, que también y en la misma medida es de tu familia, pues, procede del que fuera bando contrario. Y sin que ninguna de ambas partes, las legitimadas entiendo yo para ello, me hayan nunca pedido condena alguna de lo inflingido al bando propio por el que fuera el bando contrario. Ha resultado ser, que en 46 años de vida, y en torno a 25 años embarcado en lides políticas, jamás tuve que ver entre los míos a ninguno negarle la palabra o el saludo al otro por aquello que pasó, JAMÁS, diluyéndose los bandos en mi familia cosas desde el momento en que alguien decidió la unión de dos de ellos en una sola familia, hace mucho, mucho tiempo. Y ahora llega un tal a pedirme no sé qué… Por suerte, semejante pretensión queda sólo en la intención de aquellos siempre más cercanos al polo opuesto de lo que persiguen, que en la de quienes muestran su condición de moderada en el ámbito político con todo lo que conlleva de tolerante semejante condición. Este último, el votante de izquierdas moderado (e ilustrado generalmente en pensamiento político), es práctico en su función como elector. Y ese pragmatismo esconde, precisamente, el peligro de su propia conversión, aunque fuera temporal, hacia posicionamientos de derechas, por más que mantenga su convencimiento personal en su defensa de las ideas de izquierda, porque sabe "lo que está bien hecho, bien hecho está". Además sabe que pararse a mirar hacia atrás no es más que predisponerse a chocarse con lo que le venga por delante. El otro, el que huye de la moderación, el que exige, el que le va la radicalidad, corre el peligro de terminar como hemos visto en los ultimos dias en ciertas siglas, que o bien buscan diluirse en otras para no perder el machito, o directamente se ven obligados a desaparecer del mapa político porque determinados compromisos con casan, precisamente, con ciertos afanes personales que con el tiempo les conducen a la desaparición en su acepción más literal. En fin, esperemos que todo quede ahí. Al menos por mi parte así será, porque este que firma está con la Constitución, con la Libertad y toda la concordia que me enseñaron en mi familia y la que aprendí de aquellos que nos legaron estos maravillosos tesoros de los que disfrutamos con nuestras Monarquía y Democracia Españolas. Y si me pongo a escribirte, cuándo acabaría.
¡¡Qué de sueños, de recuerdos, de vivencias propias y ajenas compartidas!!. Si me pongo a escribirte, cruza solita mi alma el río que nos da vida en busca tuya. Porque tengo esa cosa con la que me parieron de ser loreño, setefillano empedernido, aunque me resulte dificil explicarlo tras tres años si verte. Si me pongo a escribirte, a añorarte, a verte sin necesidad de tenerte delante, no habrá papel en suficiente en el mundo para aguartar tanto sentir acumulado en este tiempo sin verte, sin sentirte, sin pelearme por tus andas, sin buscarte por cualquier esquina de esa Lora que te quiere en tu Ermita y se desvive porque no te vayas del pueblo. Porque Lora es así. Que no sabe lo que quiere cuando te tiene y cuando te tiene lejos. Me espera un 8 de septiembre de portazos al coche enrabietado y agradecido, por no estar a tu lado, pero también agradecido porque, en estos tiempos que corren, no estar a Tu verá suena a agradecimiento por tu intercesión. Y sigo sin saber con qué quedarme después de años de espera tan inútil como agradecida, porque soy Loreño, setefillano...tuyo. Mas mi casa ha de seguir, como Tú en nuestras almas, en nuestras vidas. Cosas de loreño sujeto a devenir del tiempo, pero amarrado al tiempo en el que el Amor a tí no admite más que una cuestión, pasar un 8 de septiembre con un grito irreprimible y constante en el alma: ¡VIVA MARÍA SANTÍSIMA DE SETEFILLA! (Disculpa Madre, es lo que me dio tiempo a escribirte mientras me cocían el pan) Con 19 años yo acababa de llegar a Sevilla a cursar el viejo COU, que tan buen prestigio trajo a la educación española.
Andaba como loco por Sevilla. Me hablaron tanto de ella mis viejos compañeros de Fuente de Cantos que desvariaba en mi deseo por embeberme de tanto como escuché. Noches y noches de paseos a solas. Idas y vueltas al desaparecido Alfonso X a pie, por querer verlo y volverlo a ver todo, como si se fuese a diluir de un dia a otro tanto como mis sentidos percibían. Cosas de un joven loco bohemio recién llegado... Y en estas, unas elecciones municipales se atravesaron en mi camino, y un lema "I love Sevilla", me embaucó, me arrastró sin dejarme discernir a qué correspondía aquello. El desaparecido PA de Rojas Marcos y Pedro Pacheco, sus líderes y sus verdugos. Poco duré entre ellos, unos meses. Rápido aclaré mi error. Con todo, yo con 19 años no era más que un chaval recién llegado de un pequeño pueblo y aturdido por una gran ciudad. Convencido que llegaba donde debía, y al lugar que debía asimilar, tolerar y acostumbrarme. No me equivocaba. Pasó el tiempo y Sevilla me absorbió en la misma medida que me dejé absorber, absolutamente. Y, en su imagen cosmopolita, quise ver que España debía ser igual si Sevilla llegó a tanto. Y los españoles a su par. Así parecía y así vino a ser, salvedad hecha de los asesinatos de ETA que aquí tuvimos que sufrir y/o darles sepultura. Era el precio de formar parte de nuestra España. El que se tuvo que pagar, en tantos sitios, en demasiadas ocasiones. Pero llegados al dia de hoy, en una Nación que comienza a presumir de "patas de gallo" democráticas, no entra en mis cálculos que hoy, una persona de mi edad cuando yo llegué a Sevilla, tenga que soportar algo de lo que yo no tuve conocimiento cuando, con su edad, llegué a Sevilla. Porque a mi compañera con 19 años recién cumplidos, por ser lo que es, por defender lo que defiende, por amar lo que ama, España, sencilla y grandemente España, le dieron hace unos días una paliza entre tres, atancándole por la espalda y llamándola... "fascista de los cojones". Toda una declaración, más que de intenciones, de condición de quienes le atacaron. Y yo soy, orgullosamente, como miles en España, su compañero. Yo, con 19 años, no sé si habría aguantado eso. No sé si hubiese seguido adelante; no sé si hubiese salido de casa y atendido a unos y otros medios de comunicación; no sé si me hubiese rendido... Con 19 años, entonces, no lo sé. Pero hoy, 27 años después, y después que una chica de 19 años me diese una lección como la que mi compañera Inma me ha dado, amigos de VOX, yo como todos vosotros, aquí sigo, con el orgullo multiplicado por tí, Inma, y la ilusión repostada hasta rebosar por tu ejemplo. Yo, con 19 años, hubiese querido que alguien como tú me hubiese abierto los ojos como lo has hecho tú ahora conmigo, ahora que comienzo a rondar mis bodas de oro con la vida. Gracias Inma Sequí. |
Autor Antonio Palomar García (13/02/1969). Archivos
Agosto 2023
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