Así se halla Cataluña, con un Presidente que no es por sí mismo sino por la generosidad de quienes expresamente mostraron su interés único por la secesión de nuestra región catalana, independientemente de sus consecuencias inmediatas y de futuro.
Pero, también de un Presidente que le tocó heredar una catastrófica situación económica de su región, ya heredada por el gobierno anterior de CiU, que se empeñó en agravar más aún de lo que ya estaba. He ahí las dos principales muestra de incompetencia del líder de la Generalitat: ni es capaz de imponer sus criterios ante sus socios, ni demuestra competencia alguna para sacar adelante el reto que significaba y significa Cataluña, y aliviar la insostenible realidad que viven nuestros paisanos de aquella parte de España. Me pregunto qué necesidad había de levantar esta polvareda anticonstitucional, si realmente no ha sido para cubrir esas “vergüenzas” que comento más arriba. Cataluña no se lo merece… España tampoco. Y en esto, beneficiados los de siempre, aquellos a quienes poco o nada importa resultado de lo que pueda acontecer, muy a pesar de saber cuáles son las pretensiones reales de futuro de ERC, patrocinadores principales de la idea, porque CiU, dentro de su condición nacionalista, fue siempre leal a la Constitución. Eso sí, retorciendo hasta el extremo las arcas estatales cada vez que fue menester, o no, a cuentas siempre de alguna deuda pendiente de los españoles con Cataluña, según ellos. Así seguimos, y el 9 de noviembre igual vemos algún numerito no deseado, aunque legítimamente ejecutado con la Constitución en la mano. Todo, porque un Mas desposeído de sus principios y criterios, ha de servir a la causa de la catalana siniestra republicana, por encima, reitero, de los propios catalanes de hoy y, particularmente trascendente, de los catalanes de mañana. Los catalanes sabrán si les merece la pena continuar alentando semejante causa sin cabeza, y si mañana nos seguirán apuntado en el debe su renuncia a las pretensiones de esta panda de irresponsables que a saber hasta dónde pretenden llegar.
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Ser de izquierdas como ser de derechas, ambas cosas son lo mismo, opciones personales. Optar por la progresía o quedarse como estamos. Ni una cosa ni la otra son ciertas de asignar ni a la izquierda ni a la derecha en ninguna parte, y menos en España.
Porque ni ser de izquierdas es símbolo de exclusividad de progreso, ni ser de derechas es renegar del mismo en pro del statu quo vigente. Aún así muchos, demasiados, se empeñan en dar por buenas semejantes tesis. ¿Acaso responde al conservadurismo tradicional (cosa que suena redundante), la solicitud de una nueva Ley de Electoral basada entre otras cosas en el reconocimiento del pluralismo social? ¿Lo es el hecho de querer dotarnos de una Ley de Partidos que obligue a que los cargos orgánicos y candidatos de cada partido sean elegidos por sufragio universal y no por “dedazo”? ¿O que se pretenda la supresión de subvenciones a los partidos políticos, sindicatos y organizaciones salvo en casos muy determinados y especialmente bien regulados? Creo que no. Y así lo expresa VOX junto a toda una relación de pretensiones que refleja en su Manifiesto Fundacional que expresa, de paso, que ser de derechas como ser de izquierdas es una opción tan legítima como la “de enfrente”. Y, por tanto, que si ser de ser de izquierdas no implica ser de extrema izquierda, ser de derechas carece de principio de ningún equivalente con ser de extrema derecha. Errores que se dejan caer subliminal o explícitamente para que cale entre la gente. Como ya caló en su momento, y así nos va, el hecho que ser republicano forme parte tan sólo del vocabulario de la zona de izquierdas, ya se esté más o menos cerca de su extremo. Se puede ser republicano y ser de derechas, y a la propia historia de España me remito. Pero claro como le preguntas a uno de esos blandidores de la bandera republicana con su banda morada si es de derechas o de izquierdas, te tomaría por tonto… Caso casi idéntico a esas alusiones que se hacen desde la derecha a la Constitución. Porque se ha ido trasladando a la opinión publica, poco a poco, un discurso no expreso de una Constitución hecha para el uso y referencias exclusivas de la izquierda. Hablar desde la derecha de la Constitución es casi un pecado. Para VOX no. Porque se puede defender la Constitución sin que signifique una ofensa hablar de su posible y necesaria reforma, para que en ella quepan las nuevas leyes que se pretenden para una real equidad entre partidos y una verdadera representatividad de quienes ejercemos nuestro derecho al voto. Otros, en esta misma franja política no hacen más que rehuir el debate, dejarlo para más tarde, para otras legislaturas, no sea que se pierdan las poltronas. Más pronto que tarde la promoción de ese debate impulsado desde VOX hará posible su concreción sobre la tribuna parlamentaria. Mientras, vaya quedando claro, VOX es de centro derecha, así lo pronuncia nuestro Manifiesto Fundacional y quienes anden con ganas de insultar, pues nada, delatados quedarán por su propias palabras. Aparece VOX en el panorama actual español y comienza a expandirse con la velocidad que le imprime la necesidad que España tenía de un proyecto político “de derechas”, que reclamase tal condición sin rodeos, orgulloso de su condición y dispuesto, desde dentro de la Constitución, a presentar cada una de sus propuestas nacidas precisamente de las bases que lo mantienen.
VOX es “de derechas”, SÍ. Y, del mismo modo que por ser de izquierdas no se es de extrema izquierda, por muy cercano que se esté de la misma, ser de derechas no ha de significar ser de extrema derecha. Somos de derechas, y nuestras propuestas estarán encima de la mesa como nuestra condición política. Así, sin rodeos, sin ambages de ningún tipo reclamamos la superación del Estado de la autonomías; exigimos una nueva Ley de partidos que haga de la representación mayoritaria y proporcional la verdadera representación de los españoles, de todos y cada uno de ellos, en las instituciones estatales y, mientras existan, en aquellas de carácter autonómico y provincial. Queremos que la voz de España sea la de los españoles, no la de quienes escudándose en situaciones o legislaciones que de sobras conocen, programan y desprograman a su antojo una vez se ven ahí arriba. Coherencia se llama. Una voz que haga de la ambición el impulso de su quehacer diario, sin miedo a insultos que nacen del propio temor a que VOX les vaya recortando ese espacio que se empeñaron en no defender, y otros que tal vez ni esperan. Porque estamos por la dignidad de quien no tiene quien se la defienda, entre otras muchas cosas… Así es la voz que reclamamos, la misma que está dando cuerpo a nuestro partido. Esa que le hace crecer en estos primeros albores desde dentro hacia fuera; dando la voz a sus afiliados para que seamos nosotros quienes vayamos tallando lo que queremos ser, siempre en beneficio de España. Nos es ni debe caer VOX en el error de los partidos que dan la palabra para que termine hablando el enchaquetado de turno, el que lo sabe y lo justifica todo desde la poltrona que hace suya hasta Dios (o la Justicia) sabe cuándo. Hemos empezado a nacer y ya apuntamos a Europa. Vamoooosssss #VOX!!! ETA debe comenzar por entregar sus siglas y, a continuación, someterse al aguafuerte de la Ley para cumplir sus condenas y aclarar tanto crimen sin sentido. Cualquier paripé como el de hoy carece de valor, salvo lo que cobran los verificadores estos que jamás se pararon a preguntar qué ha ocurrido en la otra parte, la única parte que somos nosotros con ellos, porque, por más que nos pese y les pese, son como nosotros, españoles.
Es lo que hay, o lo que debe haber, porque con este Gobierno que calla y otorga ante Estrasburgo, no sabemos a qué atenernos. Porque cuanto hace Rajoy al respecto es dejar pasar el tiempo para que olvidemos, y el buenismo inspire a los españoles a la concesión por la concesión, y así nos está yendo. Esa Estrasburgo de la Europa ante la que se cede, se ponen en la calle a asesinos, violadores, pederastas y demás, y cuando se le pide un pronunciamiento se inhibe ante las fronteras ceutíes o melillenses ¡Ser europeos para esto! Para evitar esto habrá que conseguir que VOX esté en los órganos de representación de la UE. Hay que decirle a Europa, voz en grito si necesario fuere, que quienes alardean de precintar unas pocas pistolas y balas, no son más que los bestias que un dia pillaron con un coche cargadito de explosivos para hundir un centro comercial sevillano, o los mismo que sí consiguieron reventar cuarteles de la Benemérita por doquier, y ahora reclaman no sé qué cosas para ocultar que , a día de hoy, no son más que puro deshecho de aquello que fueron gracias a la actuación de la Fuerzas de Seguridad del Estado, a la colaboración internacional y a la unión entre partidos nacionales cuando estos quisieron ejercerla. A ETA hay que machacarla, simple y llanamente. Ni un puñetero perdón más; ni un criminal más en la calle antes de cumplir su condena íntegra; ni un solo gesto impune más de apoyo a terroristas en instituciones ni en acto públicos que remueva la indignación callada, que no dormida, de tanta víctima inocente directa o colateral de sus acciones nacidas de la mentira. Ni una sola cesión ni gesto de sumisión más ante nadie, si es que de verdad a nuestros gobernantes lo primero que les importa son sus gobernados. Lo del día que hoy ya acaba, no fue más que otro insulto de quienes ya se saben derrotados y huyen de su responsabilidad histórica ante el genocidio selectivo consumado de tanto inocente, y por el que en la misma Europa que les liberó se les se les ha vestido con el uniforme que realmente merecen, el de criminales. ¡A por ellos! |
Autor Antonio Palomar García (13/02/1969). Archivos
Agosto 2023
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