Lo sucedido en Sanlucar de Barrameda este fin de semana al paso de Pedro Sánchez por estas tierras, no es ningún hecho puntual, nada preparado, ni eran niñatos revienta actos esperando la ocasión. Nada de eso.
La gente está harta. Harta desde el mismo día en que el actual Presidente del Gobierno decidió volver sobre sus pasos y aceptar unos apoyos indecentes para poder acceder al cargo. Un hartura al ver como las intenciones del detentor de los peores resultados electorales en la historia del PSOE, se traducían en anuncios de nuevos impuestos; audiencias con cómplices de golpismo; retiradas de banderas nacionales del propio Palacio de La Moncloa; recepción de su “Jefe” Soros a escondidas; inutilización en la práctica de nuestras fronteras e invasión prevista e inmediata, insofocable por unas FFCCSSEE amordazadas de antemano para recibir la cal y la sarna a cuerpo descubierto, y con ordenes de no usar sus medios de defensa; colocación masiva a dedo de adláteres de su propio partido en todo tipo de cargos, que se vieron culminados con la concesión a su propia esposa de un puesto en un centro de estudios africanos a 5000 € al mes. Todo con el visto bueno de todos esos que han sabido sacar buena tajada para sus respectivas comunidades autónomas, cada vez más lejanas en derechos y en relaciones sociales unas de otras, gracias al entreguismo del marido de Begoña a lo que sea con tal de mantener una presidencia a la que dijo llegar para convocar elecciones para cambiar de inmediato la estrategia una vez pisoteados los salones de La Zarzuela y jurado el cargo ante Su Majestad El Rey. Difícil será ver esas imágenes del Bajo Guía sanluqueño en la TVE, esa en la que con tanto afán puso por situar a los suyos, también con la anuencia, como buen lacayo, de sus nuevos señores filoetarras, separatistas, y demás en la que cualquier muestra de queja ciudadana ante Sánchez es parcialmente censurada, cuando no vetada de forma absoluta, con tal de hacer ver que la normalidad que nos pretendió vender sigue su curso. Esa falsa normalidad es la que responde al CIS de la gente (no el que Pedro ordenó realizar a su nuevo responsable), el que la calle incallable le prepara a poco que se pone a tiro de sus voces, y le plantan los verdaderos resultados de sus tendencia de voto al grito de “ELECCIONES YA”. Esa falsa normalidad que se demuestra en tanto alcalde socialista, de esos que en primarias con Susana o contra ella, hoy procuran esquivar su presencia al lado del Presidente del Gobierno en fotos mediáticas, porque quien el primer paso que dio apenas ocupó el Palacio de la Presidencia, fue engañar a la gente, y semejante imagen puede poner en juego el puesto para los que sí fueron votados por sus vecinos, normalmente… La gente, evidentemente, está harta vistas las formas, los avisos de nuevos impuestos, la peligrosas amistades que dirigen su actuación, las prioridades de actuación de urgencia (y revanchista) inventada, y el manifiesto desinterés por todo lo que suene a defensa de lo español, quizá porque él realmente no fue elegido, más bien descartado por dos veces, para todo eso. España está harta: los españoles jubilados a quienes se les quiso comprar con unos cuantos euros más; las fuerzas de seguridad a quienes la #EquiparaciónYA se les vuelven a negar; los autónomos que hoy pagan más que antes; los españoles que se sienten abandonados por quien prefiere sonreír al xenófobo antes que atender a quienes sufren al acoso amarillo; los cristianos indignados ante el que felicita festividades musulmanas y obvia defender asaltos a iglesias cristiana e, incluso, no duda babear votos de quienes las fomentan y participan en las mismas. Hoy ese anda felicitando el día de la juventud. Supongo que también de esa juventud que, la más que demostrada incompetencia socialista para crear empleo en España, les llevó a irse de nuestra Patria. España, su gente, está harta y lo de Sanlucar no va a ser sólo un mal día de verano.
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Autor Antonio Palomar García (13/02/1969). Archivos
Agosto 2023
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