![]() Ha debido ser la paciencia, la confianza en el proyecto, la perseverancia de nuestros líderes, la verdad en nuestra palabra, el amor a España en suma, cuanto nos ha hecho crecer y continuar impulsando nuestro desarrollo y expansión por toda nuestra Nación, lo que ha llevado a VOX a ser lo que fue, lo que es y lo que pueda llegar a ser. Porque de cada paso que dimos somos conscientes; cada uno de los que damos insistimos en asentarlos y hacerlos firmes; y los que demos vendrán de la mano de la guía que siempre nos propusimos como referencia: servir a España. Por ello, no vamos a consentir que este país se vaya a la mierda (con perdón), por mucho que quienes insisten y se reafirman en semejante y escatológico comentario, sean aquellos que en la misma medida repiten su voto en las urnas en favor de quienes, desde hace décadas, vienen preparando el camino para que el destino de España sea, precisa y desgraciadamente, ese: la disección, la desintegración de la unidad de España. Y ¿por qué ocurre todo esto? ¿Porque detrás está Soros? Pues no lo sé, pero tiene toda la pinta. Esta, denominémosle, operación disección de España la vemos desde tres frentes coaligados: el fomento del separatismo, la inmigración y la siembra de la indolencia. El fomento del separatismo es un hecho evidente: si antes nunca hubo pegas a la hora de unirse a nacionalistas para gobernar es, en estos tiempos, el momento de hacer piña con lo peor del rupturismo en España para legitimar los intereses de estos, aparato mediático mediante. Léase: pacto navarro, asunción de tesis proindependentistas catalanas y reuniones y acercamientos de sus presos, ampliar las transferencias a Vascongadas, callar ante la imposición de políticas lingüísticas en Valencia o Baleares... La cuestión migratoria se nos vende como la necesidad de mostrarnos como la crème de la solidaridad ante el orbe planetario, y no es más que la oportunidad de colarnos en un caballo de Troya moderno, la simiente del peor género que pudiéramos recibir de cara a nuestro futuro. Un caballo al que muchos acarician, y del que comenzamos a ver sus primeras muestras en forma de cuasi-inmunidad ante delitos que, para los de aquí, supondrían la peor de las condenas; de exigencia de recibir cuanto requieran, pues saben perfectamente de la magnanimidad de nuestra legislación en su favor (paguitas van y vienen), y de nuestra pusilanimidad ante todo cuanto observamos, que nos trae y nos lleva al tercer aspecto. La siembra de la indolencia con la recolección de su fruto: la desmoralización de nuestra Patria, y ello de la mano de medios de comunicación, bien nutridos de billetes para sembrar la indolencia y vender el no hay nada que hacer entre los españoles, y partidos políticos (unos ya preexistentes y proclives cuando no entregados a acariciar el caballo, y otros creados al efecto para hacer de correa de transmisión entre las entrañas traidoras del equino y las malas artes del separatismo descuartizador, que más arriba mencionaba), que conocen del efecto colateral de semejante asunto en el devenir positivo del propio. Medios traidores, con y sin caretas, y la presión añadida de unas organizaciones (no gubernamentales, pero bien alimentadas de dinero público), a las que ni les importa España, ni los españoles, ni por supuesto la excusa de unos falsos refugiados a quienes continúan sometiendo a la asfixia económica de un falso futuro mejor en otra tierra, la nuestra, a la que entre los de aquí, los de allá y los de en medio pretenden llevar a España a la peor de las zozobras. Igual para evitarlo, lo necesario sea votar con más fuerza con España por delante y no, precisamente, como moneda de cambio. En todo caso, NO LO CONSENTIREMOS.
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Autor Antonio Palomar García (13/02/1969). Archivos
Agosto 2023
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