Lo que no suma, resta. Resta dinero, por lo que nos cuesta a los españoles; resta tiempo, que es el que España no se puede permitir perder, precisamente, por más tiempo; restan votos, los mismos que algunos van a perder en cantidades ingentes si España se tiene que ver frente a una urna un día de Navidad; y resta, peligrosamente, confianza en el sistema político que se configura en nuestra Constitución, ciertamente perfeccionable, aunque no por ello prescindible.
Lo que no suma es el PSOE que es de lo poco de condición española que queda en la Cámara Baja para poder investir a un Presidente con una mayoría ya considerable, Sánchez no la tuvo nunca. Y que el PSOE no sume en España es un problema para España y, por defecto, para el propio partido de la madrileña calle Ferraz. Situación peligrosa para ambos, para España por el aliado que pierde para defender su propia integridad, y para el PSOE por la desintegración interna a la que se expone porque, en algún momento, las voces que hasta ahora han sido capaces de silenciar, comenzarán a incrementar su volumen e imponer su valor, con todo lo que ello ha supuesto para muchos partidos, hoy ya mero recuerdo. Quedan pocas horas para el cierre del mercado de fichajes, y Pedro Sánchez debe decidirse por aceptar la oferta, porque es posible que en el periodo de fichajes invernal, allá por diciembre, es posible que no le quieran fichar ni para evitar el descenso a segunda 'b'. Por entonces, a saber cuánto habrá perdido ya él y, lo que es peor, España. No hay tiempo de mirar más para otro lado, por muy de izquierdas o de derecha que seáis, si es que sois de algo. Estamos todos aquí, enfrente, detrás de cada una de esas cámaras que os enchufan, y estamos hartos.
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Aburrido, harto, cansado de tanta palabrería, de ver a unos y a otros reiterarse sobre lo dicho segundos antes. Era yo de ver, y hasta de esperar la hora de las tertulias televisivas y, en los ratos de conducción, radiofónicas. Ahora soy de los que temen que llegue esa hora, tiempo perdido.
Contertulios de todo tipo, periodistas de la política, politólogos, presentadores, todos, absolutamente todos repitiéndose más que el ajo. Cada día igual, porque los políticos que deben darles información, buenas nuevas -o malas, aunque sea-, nada tienen que ofrecer. Y, en medio de este bloqueo, se esmeran por justificar su actuación enredándonos con el trapicheo de sus propios intereses, como si fuera lo que importa a España. En esto me asalta la duda sobre si realmente son políticos nuestros políticos, si merecen ser así denominados aquellos que no demuestran más que ser negociantes, usureros, tratantes del poder, gente que trapichea con sus intereses con la excusa de buscar lo mejor para España. ¡Déjense ya de trapichear con España! ¡Con España no se trapichea! ¡Váyanse a un descampado con sus cosas y allí se intercambian si quieren hasta de siglas! ¡O las mezclan, o las queman, o se pasan de un equipo a otro! Pero basta ya de tomar a España por el baratillo de sus mercadeos. Uno, el PP, diciendo que dará todo - Maroto - a cambio de un posicionamiento favorable de C's. Ya sabíamos que entre el Rajoycismo nada de entre aquellos que fueron sus principios merecían una mínima defensa, pero este entreguismo lo dice todo de un partido que renunció a sus cimientos hace tiempo sin avisar a sus moradores. Otro C's, que se ha convertido en "la otra" de turno (ya se "enrolló" con el PSOE ), para sacar cuanto pueda a un "despechado amante" que no encuentra quien le quiera, y Rivera lo sabe... El PSOE a lo suyo, tan suyo que nadie entiende cómo se puede pretender hacer viable el principio de contradicción a tres bandas: ni dejar a Rajoy un ratito más de presidente; ni intentar un pacto con PODEMOS y C's, que está para unos y para otros; ni nuevas elecciones. Les falta pedir que otros pidan perdón por los ERE's en Andalucía... Bueno les faltaba, ya lo han hecho. Y PODEMOS... esos que han puesto de moda la maldita manía de animar a tantos a llevar a España al desguace, a base de fomentar el rupturismo separatista, todo un ejemplo de "visionarios" de ideología adulterada; i-responsables de casi todo; contagiados ya por la mentira que acucia a toda la casta política con representación parlamentaria. Ellos, dicen, no lo harían, pero ese es un lema para perros, y ellos son, de forma irrenunciable, políticos en una casta que ya no admite diferencias. La cuestión es en la que estábamos ¿para cuándo España lo primero? Aquí seguimos, otra semana más de espera a que a unos les interese lo que los otros les ofrecen y/o permiten. Porque en España política es igual a interés, mientras la propia España carece de importancia alguna para los tratantes, es sólo ese paisaje al fondo necesario para situarse en algún sitio. Se negocia la corrupción; se teledirige condicionalmente a la justicia; se mira hacia otro lado dejando entrar a la Cortes a tipejos que fomentan la violencia; se legisla en favor de los de fuera contra los de dentro; y si alguien habla de España se le llama, como mínimo, exaltado, entre otras lindezas. Unos días faltan para ver qué trato hacen con nuestra Patria el que juega con el silencio con el que está para todo. Y de eso ya me dirán qué podemos esperar. Aunque, bueno, en España desde hace meses no hacemos otra cosa que esperar. ¡Qué hartura! |
Autor Antonio Palomar García (13/02/1969). Archivos
Agosto 2023
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