Una nueva Constitución, que debe suponer el sentido de la unidad de una Nación, no puede contener dentro de sí el virus de su disolución, sino que debe ofrecer las "armas", de irrenunciable uso, para afrontar cuantas amenazas y provocaciones, como las que vivimos en la actualidad, se planteen a nuestro Gobierno y a nuestra Nación. No por ser expeditiva dejaría de ser democrática. Sería lo que tiene que ser, celosa y centinela de la función para la que se desarrolla y aprueba por todos. ¿Qué clase de Constitución es aquella que permite que su contenido albergue la posibilidad de la disolución de aquello que para lo que fue alumbrada? ¿Es esa una constitución democrática o una constitución temeraria? La reforma constitucional debe alejar de su esencia, y claramente en su contenido, la posibilidad del secesionismo, del independentismo, del separatismo en cualquiera de sus formas, para evitar en el futuro la puesta en cuestión de su existencia, de su fin último que es el mantenimiento de la unidad y prosperidad del Pueblo para el que es llamada a consolidar como tal. En esta línea, el catalanismo hoy (como el independentismo vasco hace unos años), parece haber estado esperando el momento idóneo para iniciar su proceso separatista. Un gobierno débil; una situación económica que invita a dudar si merece la pena permanecer siendo españoles; una historia de encuentros y desencuentros como ensayo de lo porvenir, sin apenas atentado sangriento -salvo las lastra dejada por Terra Lliure-, como para legitimar un proceso sin violencia ante la comunidad internacional...; y un montón de datos manipulados que no deberían invitar, precisamente, a creer en quienes se quieren hacer con los mandos de un eventual nuevo Estado que jamás debe llegar a proclamarse. Si se quiere constituir una Nación bajo una nueva o reformada Carta Magna, partamos de la base del significado del hecho propio de constituir, esto es de dotar a algo de una nueva posición o condición, y hagámoslo previniéndonos contra aquello que en la actualidad mantiene en vilo a toda nuestra España. Para ello, el independentismo, cualquier pretensión o proyecto separatista, de ruptura de la integridad nacional ha de ser atacado desde la primera frase que comenzase a señalar ese camino. Mantener a un País en vilo, esperando al último momento la decisión de un tribunal, aun sabiendo cuál sea la decisión de semejante órgano jurisdiccional, no es propia de ningún Gobierno designado para velar, desde su toma de posesión y juramento, inexcusablemente por la Unidad de su Patria. Y el Gobierno actual, por más que se ha ceñido a la legalidad vigente, ha dejado demasiado que desear para muchos españoles, y a la Comunidad Internacional observando como uno de sus socios somete a sus paisanos a una inacción incomprensible. Estamos reclamando desde VOX la necesidad de reformar muchos aspectos de nuestra legislación electoral, de partidos, de nuestra vertebración nacional eliminando las costosísimas y morosas autonomías (nidos de enchufes y de derroche mires a la que mires). Y esta opinión sin ser oficial, pero sí nacida de la libertad para opinar que en VOX jamás se nos niega (ni se nos cobra), comienza a cundir entre muchos, y a acentuar su necesidad en aquellos que ya, en algún momento, lo propusieron en otros foros. El independentismo, su asunción como posibilidad, ha de ser desterrado de nuestro ordenamiento legal sin tapujos. Cualquier otra cosa sería darle legitimidad a quienes, a día de hoy, tienen al Gobierno de Rajoy contra unas cuerdas en las que parece empeñado en seguir encajando golpes de humillación que podrían terminar noqueándonos a todos.
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Se veía venir. Como se suele decir la mentira, vestida de incapacidad, suele tener las patas cortas y, en algún que otro caso, con la mala leche de importarle muy poco quién sufra las consecuencias.SYRIZA ha implosionado y su líder, con el rostro descompuesto desde hace algún tiempo, presenta su dimisión cuando ya había comprometido el aval de otros casi 90.000 millones de euros para poder seguir "tirando p'alante" como vemos a diario. El PODEMOS griego, cuyos homónimos españoles ahora evitan cualquier referencia a ellos como el ejemplo a seguir, va camino de su autofagocitación, ante la incapacidad, la incompetencia y la ignorancia demostrada en estos meses con responsabilidad de gobierno, que ha llevado a la nación helena al peor de sus momentos históricos de la modernidad. Grecia hoy día es sinónimo de dependencia, de caridad internacional habiendo sido lo que fue, y el populismo que aquí, reitero, reniega ahora (¿@ahoraNoPodemos?) de su seña de identidad, ha tenido una grandísima parte de culpa. Las promesas están para cumplirlas, si es que en Grecia se podía prometer algo en cualquier momento desde hace varias décadas. Y Alexis Tsipras se hinchó a prometer, demostrando con ello lo que le importaba la dignidad de sus gentes y su escaso (o su interesado) conocimiento de cuanto significa la pertenencia a la Unión Europea. Y ahora convoca elecciones. Otras pocas decenas de millones de euros para elegir a quien sea capaz de hacer que la quilla del barco no deje de verse allá por donde Aristóteles escribió su "Crematística" (libro que no vendría mal recuperar en las librerías españolas). Y aquí en España rumiando el cabreo de no poder hacer nada ante políticos que, a saber, qué les moverá a seguir aprobando garantías de decenas de miles de millones. Decenas de miles de millones de euros que buena falta nos hacen para salvar muchas hispanas cuestiones, y que terminarán a perdiéndose, habría que ver, en qué bolsillos griegos. VOX no está por tal labor, y no por falta de solidaridad, si no por el hartazgo de ver que la filosofía política de aquel país, hoy, se resume en seguir gastando lo que no tienen, pedir más al resto y devolver lo recibido con lo que, a su vez, vuelven a pedir prestado. Pedir para devolver, y de lo anterior recibido para qué hablar: comenzar a pagar dentro de 20 años (si es que pueden y tienen), sin intereses... Todo un ejemplo a estudiar en cualquier facultad de económicas que quiera acabar pronto de explicar cómo se presta para no recuperar lo prestado. Y a todo esto, ni se plantean la posibilidad de irse de Europa antes de que les inviten a irse sin posibilidad de rechazo de la invitación. Está claro, mientras la ubre no se seque, por qué dejar de seguir mamando. De principio, Alemania se va cobrando lo suyo. Las primeras privatizaciones llevan sello germano. Y a España, Rajoy, ¿cuando nos toca? Porque digo yo que, si aquí nos estamos apretando hasta el intestino grueso, porque la correa (no digo Gürtel) no da para más, algún beneficio obtendremos, ¿o no? En fin, Grecia se lo debe pensar muy bien (igual que España en breve), y dejar de dar oportunidades a un populismo revanchista, incapaz, incompetente y puramente oportunista, que anda a la gresca porque ven que el reparto de escaño es por días inversamente proporcional a lo que esperaban, siendo muchos para el reparto, y viviéndose muy bien bajo la condición de casta ya saboreada, aunque pertenecer a tal condición suene muy mal. Hace poco nos topábamos con la web en la que se van desgranando los caudales públicos que son repartidos en función de la representación que obtienen los partidos políticos en España. El asunto, que ya había sido desvelado en distintos medios, no era de gusto para muchos, sobre todo si se ponían en una balanza lo obtenido y lo aportado, y se dividía por la imagen pública que de la política se tiene en España. Casi 55 millones de euros para el PP en dos años no está nada mal para el papelito que están haciendo algunos de los suyos no “entre flores, fandanguillos y alegrías”, sino más bien entre Gürteles, Púnicas y Barcenas.
Pues bien, ahora y una vez tragado el sapo de las autonómicas, interesadamente adelantadas por la Sra. Díaz, nos disponemos a ver lo que una Comunidad Autonoma como la nuestra nos cuesta para lo que vale… Hurgando en internet, nos encontramos primero cuánto dinero PÚBLICO, suyo, mío y del que va por aquella acera, nos tenemos que gastar en partidos políticos con los que nada nos une, con la salvedad hecha de que entre ellos y nosotros la cara de “pagafantas” esa la tenemos adjudicada antes de comenzar el sorteo. Así las cosas, nos hallamos frente a una suerte de 10 millones de euros en subvenciones, que se repartieron entre PP, PSOE e IU-CA de forma proporcional al número de escaños conseguidos en las elecciones de 2012. Mientras el resto de agrupaciones políticas recién llegadas nos tuvimos que “buscar la vida” para poder pelear en igualdad de condiciones por representar a los nuestros. El caso es que los que escaparon con el bolsillo bien “abrigaito”, resultaron ser los que en próximos comicios volverán a recibir, otra vez, el dinero de todos, como si todos quisiéramos que este bucle histórico no parase de una puñetera vez. Y como con aquellos dineros no tuvieron bastante, la Junta de Andalucía preveía unas cantidades en función de los resultados obtenidos (como fuiste bueno con lo que te di, te premio con más, que pagan estos…). Una clase de reparto que parece copiada, para aquellos que nos gusta el fútbol, de lo que hace la UEFA con los equipo de UEFA Champions League y UEFA Europa League: te dan por clasificarte y después te siguen premiando por las fases que pasas y partidos que empatas o ganas. Pero resulta que la UEFA juega con su dinero, y la Junta con el nuestro. En este orden, nuestra legalidad autonómica vigente establecía que cada grupo político recibiera casi 22.300 euros por escaño conseguido, y más de 80 céntimos de euro por voto recibido en las urnas- Con lo que el PSOE, recogió 1.127.000 euros por los votos recibidos más 1.048.100 euros por los escaño conseguidos; el PP recaudó 851.000 euros por votos y 736.000 euros por escaño. Visto así no parece una locura, aunque claro si después pudiésemos ajustar las cuentas de lo que nos cuestan las 109 nóminas de diputados autonómicos, con sus pagas dobles, asignación por pertenencia a comisiones - esto es, por realizar parte de su trabajo por el que se supone que cobran su nómina - , dietas, asesores (inútiles o no), vices no sé qué, casi 70 delegados provinciales, coches oficiales, edificios en alquiler con todos su respectivos gastos… y Andalucía sigue como sigue, pues, me replanteo que no es ninguna barbaridad las pretensiones de VOX de eliminar las comunidades autónomas (multipliquen todo lo anterior por 17 y dispónganse a sudar, porque pagamos entre todos), y mientras eso sucede, tírese a la basura las actuales ley de partidos y ley electoral, para que el sistema haga viable que la contienda por representar a los ciudadanos se haga dentro de lo más cercano posible a la igualdad de condiciones, y cada uno con lo suyo, a sus cuotas de afiliado me refiero, llegue hasta donde sea capaz. Sin embargo, se antoja difícil que, quienes también viven, se desvivan por un reparto equitativo de los fondos que son de TODOS repartidos entre todos o, mejor, sin reparto alguno, pues ya van bien servidos con lo que cobran después sus señorías (igualados en el trato, fueren o no de eso que llaman ahora casta) como para que el pueblo, ese para el que tanta igualdad pregonan, siga siendo acribillado cruelmente a impuestos para que no pierdan calor los bolsillos de nuestros, extraordinariamente bien remunerados, DECENAS DE MILES de políticos españoles. Ni yo ni muchos entendemos este afán de la izquierda por intentar implosionar España. Esta espontánea manía de ir por todo aquello que suponga España, e ir a por todo lo que la enaltezca, que se identifique con Ella.
No se entiende que estos herederos de aquellos que tanto contribuyeron a ponerla donde debía, se empeñen en romper la manta que les da cobijo, y que sus mayores les procuraron, para evitar miradas cómplices, y extremadamente peligrosas, hacia atrás en nuestra historia. Esta moda requiere pronta respuesta si no nos queremos quedar mudos ante la amenza diaria que se nos plantea y a la que demasiados se están apuntando, sin caer en la cuenta que las modas, todas, pasan, y lo que de ellas pervive suelen ser meros nostálgicos de una nada que comienza a nadear en exceso entre los españoles de hoy. Basta mirar al… a cualquier parte. Pues si miras al Norte ya sabemos que intentaron y hasta dónde llegaron aquellos vascos de los que extraña ver que han dejado aparcada su pretensión secesionista, centrándose, al parecer, en la tan igualmente pretensión unionista de Vasconia con Navarra. De Cataluña, ya sabemos, unas elecciones convocadas de las que nadie reniega tajantemente de su carácter plebiscitario una vez convocadas, y ante las que tendremos que esperar al último minuto para que el Gobierno de Rajoy se decida a usar los medios, muchos, que tiene a su alcance, o hacerlo tarde y mal. Valencia y Aragón, a sus gobiernos siempre me refiero, andan a vueltas con su identidad y su si sí o si no desmontar las fronteras autonómicas para terminar adhiriéndose al lío de Mas, Colau, Junqueras y adláteres. Madrid se juega su futuro con una alcaldesa que no quiere independizarse de nadie, o sí. Porque parece haberle cogido manía a los madrileños y se ha encabezonado en no gobernar hasta que la familia no esté bien colocada…Pongamos que hablo de Madrid. Extremadura, Castilla La Mancha, el “Susanato”… Ya saben, populismo que hace de bastón de la izquierda, e izquierda que se gusta reclamando políticas a las que se les adelantaron los populistas y ahora quieren hacer suyas. Políticas que acaban encañonando con extrañas argumentaciones a la unidad de España, a la soberanía de todos sus ciudadanos, a la estructura del Estado, a sus símbolos, a su himno, a la legitimidad de sus gobernantes, a sus tradiciones, a su historia, al propio parapeto que les garantiza la libertad desde la que hablan y recargan su verborrea, nuestra Constitución. Ahora la legitimidad ha sido monopolizada por quienes todo quieren someterlo al criterio de todos en todos los casos, para después intervenirlo todo legitimados por aquel dedo generoso que le dio a España a los españoles como si no fuera suya, y ahora se sienten investidos por el mandato que se inventan, cuando cada mandato en España esta más establecido por una Constitución que supone nuestra de toga de libertad frente a quienes de libertad entienden aquello que a ellos se les ocurra en cada caso y momento, inspirados en ejemplos externos que mejor ni comentar. Y si dicen que tenemos miedo, es verdad. Lo tenemos, pero a perder lo conseguido, a ser sometidos, al amparo de una democracia teledirigida, al capricho de quienes como referentes tienen los líderes que tienen. Va siendo hora, pues, de que alguien actúe, de poner las cosas en su sitio desde la base constitucional de todo nuestro ordenamiento jurídico, ya que nadie mueve un dedo hasta que al español la incertidumbre le asfixie. Y VOX lo ha propuesto. Pedir que Artur Mas sea morador de Soto del Real no es ninguna exageración. Se ajusta a lo que nuestra Constitución (siempre me remito a nuestra Carta Magna, ni un milímetro más allá), y nuestros Código Penal prevé para estos casos. Permanecer impasibles, limitándose a meras advertencias cuando se tiene todo a favor, son ganas de enervar a los españoles, de contrariar familias, de llegar a hacer dudar a quien nunca lo hizo de la unidad de España. Y de paso, yo propongo, exigir responsabilidades a toda esa izquierda, hija también de esta España, prostituida por unas ideas que ni le son propias, ni la hace reconocible a cualquiera que conozca el que ha sido el devenir de la izquierda española en los últimos 40 años. Estamos a tiempo de situar a las personas, a los partidos y a las cosas en el sitio que les corresponde. Viendo cómo está el panorama nacional, tal vez sea el momento de centrar a los españoles en lo que de verdad nos importa: los españoles, sean de donde sean, andaluces, catalanes, gallegos, vascos o canarios. Porque siendo la situación catalana la que es, VOX ya se ha posicionado de forma suficientemente clara al respecto, queremos a #ArturMasenSotodelReal, no por capricho si no porque se ha reído de nuestra Constitución, es decir, de todos nosotros hasta dolerle el brillo de su sonrisa, y la Ley ampara nuestra solicitud. Y siendo tal la situación, Vox no olvida que surgió para dedicarse a España, a cada español, a cada palmo de nuestro territorio nacional que como tal nos incumbe, esto es, porque es España. Así en semejante tesitura, nos aproximamos a una elecciones que nos impelen a reiterar qué líneas programáticas están en la columna vertebral de las pretensiones gubernativas de VOX. Les adelanto algunas de ellas. En el aspecto impositivo nuestro partido estima la necesidad de reducir la carga impositiva a su mínima expresión, a aquella que permita la Ley por una sencilla razón, mientras de más dinero disponga el español en su bolsillo, mayor capacidad de inversión y/o consumo se generará en España. Y si ven que redundo en la palabra España… es lo que hay. Lo de reducir la carga impositiva es motivo de preocupación para muchos políticos actuales, dudan de su efectividad, pero esconden los motivos de su duda porque reducir la carga de impuestos sería posible de forma más factible reduciendo el número de políticos en España, algo que se consigue de forma fácil: comenzando a restar políticos a los 450.000 elegidos en España que actualmente mantenemos con impuestos. Si se reduce el número de políticos, entre otras formas eliminando las costosísimas autonomías, nos ahorraríamos lo que cuestan esos políticos y lo que supone el mantenimiento de cada autonomía española, que trasvasarían todas sus competencias a las Diputaciones provinciales, para que estas vuelvan a tener el papel principal que ya tuvieron en su día y, de paso, sus “moradores” podrían justificar sus nóminas a base de trabajo captable a todos los ojos. Asunto difícil se antoja tamaña pretensión de reestructuración política en España. Pero es que, también de paso, comenzaríamos a poder reducir las cantidades que los partidos políticos cobran, por el sólo hecho de llegar a sentarse en cualquier escaño ya sea local, provincial, autonómico o nacional. Cantidades que se traducen como subvenciones y que pagamos entre todos seamos de una tendencia, de otro a o de ninguna. Véanse los siguientes gráficos sobre el dinero público recibido por nuestros partidos en la web oficial destinada a publicar semejantes cifras. Vox respecto a lo dicho, lo tiene claro. Que cada uno se pague lo suyo, con lo suyo, no con lo de todos. O sea, que cada partido político se apañe con el dinero de las cuotas de sus afiliados como hace VOX, visto que ni el PSOE, en la época de FILESA, ni el PP, presuntamente con la Gürtel, la Púnica y lo que diga Bárcenas, con el reparto de dinero público no tuvieron bastante. Resumiendo, SUBVENCIONES 0 a partidos políticos, sindicatos y organizaciones empresariales. Calculen ustedes cuánto dinero se dejaría de perder por el camino, reduciendo el número de ¿administraciones? ¿públicas? que hayan de darles a finalidad prevista. Cuánto en alquileres de edificios, cuántas fundaciones, observatorios, y “enchufaeros” varios nos ahorraríamos. Y ello, para poder, por ejemplo, establecer una única cuota de autónomos en 50 €; o devolverle al ciudadano la facilidad de acercarse al mundo de la cultura rebajando su IVA, entre otros muchos IVA´s a retocar, al 16%. Somos VOX y toca hablar, y seguir hablando de España. La España que mañana tiene que volver a levantar la persiana de su negocio y esperar a ver si este mes se da un poco mejor que el pasado, para que la presencia de los diteros de lo público dejen de parecérseles a una presencia maléfica, y congracien a cada español, de nuevo, con los asuntos de su Patria sintiéndose parte de ellos y no su víctima. Mañana hay que volver a ocuparse de España… de toda España |
Autor Antonio Palomar García (13/02/1969). Archivos
Agosto 2023
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