![]() No sé yo si la España que hemos ido haciendo durante estos casi cuarenta años de democracia, es la España que esperaban que terminase siendo los pioneros de la misma. Porque no es comprensible que una España que pretendía abrirse como nunca hacia el exterior se convirtiese en un Reino de pequeños territorios cuasi afeudalados con aspiraciones a convertirse en países dentro de una gran Nación, llevando alguno, incluso, semejante prefijo en su propio nombre ya adjetivado. Una España que borraba sus limites externos, para redibujar y perfilar hasta el extremo los internos. Y esos límites, que eran el reto a superar, se convirtieron en los pequeños muros berlineses que elevar hasta donde se pudiese y que han terminado en lo que hoy, cuarenta años después, somos: una Nación en la que circular por misma es como sentirte extraño dentro de ella; en la que el aparato legislativo no ha hecho más que sumar diferencias al proyecto que trataba de unir, ejerciendo una acción de hermeneusis constitucional tan interesada por falsa, como trágica por sus resultados. Hoy España es lo que cada pequeño señor autonómico, con bufón o sin él, quiere que sea. Una especie de collage pictórico en el que se entremezclan retales picassianos con trozos de alguna tela Miró, eso sí, con el trazo hortera de alguno que delimitó con un rotulador hasta donde llegaba cada prenda icónica ¡Qué triste! Esa es la España que hay que reconstruir, que superar para reiniciar de nuevo el trabajo de la España que en un principio se pretendía y no esta que nos han legado los de FILESA, GÜRTEL, ERE´s, PUJOLES, URDANGARINES, etc., etc.. Una España en la que legislar autonómicamente no suponga ni levantar muros de cartones jurídicos, tipo Juzgado de la Sra. Alaya, tras los que sea imposible ver al igual, al paisano, ni desligarnos de España, sino una nueva aportación en cada caso al engrandecimiento de España, un ejemplo de todos en el esfuerzo de hacer España desde cada parte de nuestro territorio. Difícil desafío ante la predisposición de ciertas autonomías históricamente indispuestas a a tal labor, pero eso también habrá que pelearlo. En eso está #VOX (ahora alguno más se ha sumado a la idea). Porque #VOX quiere que cada español vaya dónde quiera que vaya dentro de España no tema que, si necesita una ambulancia, antes tenga que preguntar si la Consejería de turno se la envía o no por ser de esta o de la otra Comunidad autónoma. Que si un alumno cualquiera ha de trasladarse de Valladolid a Pontevedra va a dejar de escuchar a sus profesores hablar español o castellano, como prefieran. Si un valenciano va a tener que pasar un calvario por tener que solucionar no sé qué cuestión judicial en Asturias, v.g., porque las competencias las tenga el Tribunal Superior de cualquier otra Autonomía ESPAÑOLA que así le haya sido otorgada y/o asumida. Por eso VOX quiere reintegrar las competencias al Gobierno Español. Para recomenzar a igualarnos a los españoles por lo esencial: por nuestra salud, por nuestra educación, por nuestras normas de convivencia y justicia. Es decir, por todo aquello que se pretendía y que fue degenerando hasta convertirse en el berenjenal de esta malentendida España en la que hoy vivimos, a pesar de todo y de tantos. No pretende VOX ninguna cosa extraña, tan sólo lo que debió ser y no fue, por más que así lo aprobasen entre todos. Después vendrá lo que siga: nuestro programa electoral, reducir impuestos, atender desigualdades laborales y sociales entre sexos, promover iniciativas de crecimiento de nuestra Nación, ESPAÑA, y plantarnos ante el Planeta como lo que realmente somos, una EXTRAORDINARIA NACIÓN. Nuestros candidatos ni son ajenos ni ignorantes de nada de cuanto acabo de exponer. Por todo eso #temerecesVOX
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Autor Antonio Palomar García (13/02/1969). Archivos
Agosto 2023
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